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viernes, 22 de abril de 2011

STALIN CONTRA LA BUROCRACIA

[... El burocratismo y el papeleo de los aparatos de administración; la charlatanería sobre
"dirección en general", en lugar de dirección viva y concreta; la estructura funcional de las
organizaciones y la falta de responsabilidad personal; la ausencia de responsabilidad personal en
el trabajo y el igualitarismo en el sistema de salarios; la falta de control sistemático del
cumplimiento de las decisiones y el temor de la autocrítica: he aquí el origen de nuestras
dificultades, he aquí donde anidan ahora nuestras dificultades. ...]
[... Seria ingenuo pensar que pueden vencerse estas dificultades con resoluciones y disposiciones.
Los burócratas y los aficionados al papeleo tienen ya desde hace mucho tiempo gran habilidad
para manifestar de palabra, fidelidad a las decisiones del Partido y del Gobierno y, en la practica,
sepultarlas en un cajón. ...]
[... Aparte de algunos incorregibles burócratas y aficionados al papeleo, respecto a cuya
destitución todos estamos de acuerdo, hay dos tipos de funcionarios que entorpecen nuestro
trabajo, lo obstaculizan y no nos permiten avanzar.
Al primer tipo corresponden los funcionarios que contrajeron ciertos méritos en el pasado,
hombres que se han convertido en grandes señores y a quienes les parece que las leyes Soviéticas y
del Partido no han sido escritas para ellos, sino para los tontos. Son esos mismos funcionarios que
tampoco estiman deber suyo cumplir las decisiones del Partido y del Gobierno y que destruyen asi
las bases de la disciplina del Partido y del Estado. ¿En qué confían al vulnerar las leyes Soviéticas
y del Partido? Confían en que, por sus méritos pasados, el Poder Soviético no se atreverá a
meterse con ellos. Estos grandes señores ensoberbecidos piensan que son insustituibles y que
pueden infringir impunemente las decisiones de los órganos directivos. ¿Que se debe hacer con
estos funcionarios? Hay que destituirlos de los puestos de dirección sin titubeos, sin reparar
méritos pasados. Hay que pasarles a puestos de menor importancia y publicar la noticia en la
prensa. Esto es indispensable para bajarles los humos a estos ensordecidos, grandes señores
burócratas y colocarlos en el lugar que les corresponde. Ello es indispensable para consolidad en
todo nuestro trabajo la disciplina de Partido y de los organismos Soviéticos.
Y ahora hablemos del segundo tipo de funcionarios. Es el tipo de charlatanes, yo diría de
charlatanes honrados, hombres honestos, fieles al Poder Soviético, pero incapaces de dirigir,
incapaces de organizar nada. Tuve el año pasado una conversación con uno de estos Camaradas,
un Camarada muy estimable, pero un charlatán incorregible, capaz de ahogar con su verborrea
cualquier obra viva. He aquí la conversación:
Yo: ¿Que tal va la siembra?
El: ¿La siembra, Camarada Stalin? Nos hemos movilizado.
Yo: Bien, y ¿qué?
El: Hemos planteado la cuestión de plano.
Yo: Bien, ¿y que más?
El: Hay un viraje, Camarada Stalin, pronto se producirá un viraje.
Yo: Bueno, pero ¿que hay en realidad?
El: Se perfilan progresos.
Yo: Bien, pero ¿que tal va la siembra?
El: Hasta ahora no hemos logrado hacer nada, Camarada Stalin.
He aquí la fisonomía del charlatán. Se han movilizado, han planteado la cuestión de plano, hay un
viraje y progresos, pero la cosa no avanza.
Exactamente así es como ha caracterizado hace un poco un obrero ucraniano el estado de una
organización.
Cuando se le pregunto si dicha organización se atenía a la linea, respondió: "¡Ah! ¿la línea?... la
línea existe, naturalmente, solo que el trabajo no se ve". Por lo visto, esta organización tiene
también sus charlatanes honrados.
Y cuando se destituye a estos charlatanes, separándoles del trabajo de la dirección, se quedan
atónitos, boquiabierto: "¿Por qué nos destituyen? ¿Es que no hemos hecho todo lo necesario? ¿Es
que no hemos reunido la conferencia de obreros de choque, no hemos proclamado en ellas las
consignas del Partido y del Gobierno, no hemos elegido todo el Buró Político del Comité Central
para la presidencia de honor? ¿ Es que no hemos mandado saludos al Camarada Stalin? ¿Qué
mas queréis de nosotros?"
¿Qué hacer con estos charlatanes incorregibles? Si se les deja en un trabajo de dirección, son
capaces de ahogar cualquier obra viva en un torrente de discursos interminables y hueros. Es
evidente que hay que destituirlos de los puestos de dirección y darles un trabajo de otro tipo. En el
trabajo de dirección no hay lugar para charlatanes. ...]

Extraído de Sobre los defectos del trabajo del Partido y sobre las medidas para liquidar a los
elementos Trotskistas y demás elementos de doble cara del Camarada Stalin.

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