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martes, 15 de marzo de 2011

UN CASO DE TEMPOREROS DE LA FRUTA



Como cada año en las zonas agrícolas de la sexta región el verano se convierte en un momento de gran actividad productiva para las empresas frutícolas que se centran en la exportación de uvas, duraznos y manzanas.  Esta intensificación de la actividad productiva es el motor de una gran movilización de trabajadores, tanto de la propia región como de otras zonas del país, que se ven atraídos por los empleos de la temporada.  Estas miles de personas son los temporeros: trabajadores agrícolas que obtienen plazas de empleo por el empuje del periodo de cosecha, muchos de los cuales dejan atrás a hijos y seres queridos para, por unos meses, vender su fuerza de trabajo a los patrones y alivianar de alguna forma toda la presión, el endeudamiento y la precariedad en que el actual sistema económico mantiene a la gran mayoría de las familias de trabajadores.
La comuna de Coltauco es una de las tantas localidades que sirven de destino a los temporeros.  En esta comuna se encuentra ubicada la empresa AGROSERCOM, dedicada al cultivo, cosecha, embalaje y exportación de uva de mesa al extranjero.  La empresa tiene como propietario a Manuel Puga, quien está emparentado por lazos matrimoniales y comerciales, a la vieja usanza, con los pocos apellidos que concentran la tierra y la producción en la comuna: los Vial (de la familia del fallecido historiador de derecha Gonzalo Vial) y los Achurra. Esta empresa será solo un ejemplo de cómo funciona el trabajo de temporada de un sector relevante de la producción nacional.  No olvidar que el neo-derechista Ricardo Lagos y su amigo ideológico Sebastián Piñera han cacareado bastante sobre el futuro de Chile como potencia agroalimentaria.
Como es común para el mundo de los temporeros, la mayoría de los trabajadores de la empresa trabajan bajo la modalidad de subcontratación, sistema que aliviana la carga y responsabilidad de la empresa para con los trabajadores y vuelve precaria la posición de éstos especialmente en cuanto a  la posibilidad de sindicalización y negociación.  Todos estos trabajadores realizan sus labores “a trato”, es decir que reciben dinero dependiendo de su producción.  Este trabajo “a trato” si bien permite que los trabajadores en los momentos de mayor producción obtengan ingresos superiores al sueldo mínimo, al mismo tiempo permite que estos ganen en momentos de baja producción una remuneración diaria de, por ejemplo, $2000 por una jornada de 8 horas. De esta forma la subcontratación y el trabajo “a trato” protege las utilidades de los patrones en los momentos de menos producción, sin importar el tiempo empleado por el trabajador e ignorando el pago de un piso mínimo por día.
Otra forma en que estos señores blindan sus ganancias ante las crisis y los actuales problemas del dólar a la baja que afectan a los exportadores, es mediante la precarización del “trato”, es decir del dinero que se ofrece a los temporeros por la producción en determinadas labores. Esta precarización de los sueldos “a trato” ha alcanzado cifras significativas que en algunos casos marcan un decaimiento del 50% con respecto al año anterior.  Este es el caso de los “contadores de cajas” quienes el año 2010 tenían un trato de $3 por caja mientras en la presente temporada se les paga $1,5 realizando exactamente la misma labor.  Ante los reclamos de algunos trabajadores la empresa tiene una respuesta clara e insolente: “si no le gusta hay mucha gente esperando por su puesto.” Así la cesantía se usa como un arma de chantaje para someter al trabajador a la precarización de su empleo. La misma situación viven las personas del embalaje, quienes en el año 2010 percibían por el embalaje de determinado tipo de uvas $130 mientras en esta temporada la cifra se ha rebajado a $90 para igual labor.  No solo el “trato” ha empeorado, el sueldo de algunas personas que trabajan al día no se relaciona con el peso de su labor y  las horas empleadas, como por ejemplo ocurre con una mujer de edad avanzada encargada del aseo de baños que recibe una remuneración de $7.000 diarios por un trabajo de 10 horas, esta sola persona asea todos los baños de la empresa.
Otra forma en que la empresa ha buscado esta temporada proteger sus utilidades, es intentando negar el pago de horas extras a algunos de sus trabajadores.  Los libros de asistencia de la empresa se firman por diez horas (8 horas más las 2 horas extras legales que estipula la ley) pues, salvo los primero días en que la producción es poca, las horas trabajadas cada día rara vez son menores a esta cifra.  Para los días en que se trabajan 11 e incluso 12 horas, se había negado en un principio el pago de horas extras a los trabajadores de la bodega quienes no están bajo la modalidad “a trato” sino que perciben un salario diario independiente de la producción.  Sólo la acción de algunos de los trabajadores de abandonar sus puestos de trabajo al cumplirse las horas legales presionó, tras varias y confusas discusiones en que incluso se intentó despedir a uno de ellos, para que la empresa se comprometiera a pagar estas horas a las personas de la bodega.  Esto es solo un ejemplo de cómo se esta dispuesto a flexibilizar ciertos aspectos del trabajo, como los horarios, con el fin de beneficiar al capitalista en desmedro del trabajador y sus derechos. Derechos “asegurados” por una legalidad  que el patrón siempre esta dispuesto a vulnerar cuando afecta sus intereses (es decir sus ganancias). 
Ante una realidad que se intenta imponer de hecho, los trabajadores temporeros del campo deberán mantenerse atentos ante el anunciado “Estatuto del Temporero” del que hace poco hizo referencia la Ministra del Trabajo Evelyn Matthei y que, viniendo de las fuerzas patronales más reaccionarias, difícilmente resulte positivo para los trabajadores sino que más bien termine legalizando y profundizando la tan ansiada, por los patrones, flexibilidad laboral.  La patronal sabe que este nuevo gobierno de la vieja derecha, es más que nunca SU gobierno, no por nada la empresa ha instalado un gran cartel a la entrada que dice: “Señor Presidente: Cumpla su Palabra con la agricultura.” Viniendo de los patrones hacia el empresario presidente, nada bueno se puede esperar para los trabajadores.  La vieja derecha actualmente en el gobierno sigue a todo motor la senda que la Concertación heredó de Pinochet, una senda que tiene como eje el sometimiento de los trabajadores y explotados bajo el dominio de los monopolios nacionales y extranjeros, los empresarios y los patrones.  De ahí la desconfianza que debe poner en alerta a los trabajadores ante cualquier anuncio proveniente del gobierno.
Además de todo lo dicho, se han dado situaciones en que simplemente no se muestra consideración ante los trabajadores, como ocurrió con una joven del aseo que sintiéndose enferma pidió autorización para retirarse, la cual le fue negada impidiéndosele el retiro hasta cumplir horario.  Esta compañera luego de ese día no volvió a trabajar.  También se suma a esto varios casos en que compañeros se han quejado por la prepotencia en el trato del jefe de packing hacia algunos trabajadores.  Los consentidos del patrón no siempre son elegidos necesariamente por su educación y buenas maneras de entablar relaciones humanas con los que sí trabajan productivamente por 10 u 11 horas.
Estos pequeños ejemplos extraídos del trabajo de algunos días de los temporeros, son solo una muestra más de la posición subalterna de los trabajadores. Posición subalterna de quienes precisamente generan la riqueza que permite al patrón vivir con la holgura del millonario y que al mismo tiempo oprime y mantiene en la precariedad a los temporeros.

¡Basta de precarización del trabajo en el campo y en la ciudad para engorde y disfrute de los patrones!
¡Trabajo estable para todos, sin subcontratación y con derecho efectivo a huelga!
¡Sueldos dignos y respeto de los horarios para que toda persona pueda desarrollarse íntegramente, con tiempo para dedicarlo a la familia, la mente y el ocio!

A los temporeros, como a todos los trabajadores:
¡Sólo la lucha nos dará lo que los patrones niegan!

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